La curiosidad que no nos va a matar

Puede que muchos hayamos dudado o tenido miedo de hacer algo en más de una ocasión en nuestras vidas. Cuando sentimos deseos o curiosidad de hacer cosas; nos da miedo dar el paso, fracasar, qué pensarán los demás y también nos da miedo afrontar lo que nosotros mismos pensaremos o cómo nos sentiremos.

Hoy vamos a hablar de las ganas de experimentar y la curiosidad. Me enfocaré en la parte sexual, pero ya saben que todo se puede adaptar a la vida en general y que siempre podemos sacar conclusiones que nos favorezcan.

Existen deseos o «las ganas de experimentar cosas» y existen las fantasías sexuales que pueden no ocurrir nunca. Aquí les dejo un video muy corto que explica si es necesario o no llevar a la realidad nuestras fantasías.

Todos experimentamos deseos y muchos de ellos sí los podemos realizar. ¿Existe alguna edad para hacerlo?, ¿Eso determinará algún cambio en mí?, ¿Qué pensarán de mí cuando lo cuente?…Puede que te hayas hecho alguna de estas preguntas al pensar en tus deseos, yo sí.

En mi caso, hay un par de cosas que quiero hacer y todavía no he podido, pero sé que no harán daño a nadie y que podré hacerlas en cualquier momento. Aunque una de ellas me costó años admitirla y la he verbalizado pocas veces; una de esas le conté a una amiga que resultó tener ganas de lo mismo y ahí otra vez, no me sentí tan sola ni loca. 

Hablando sobre estos temas, me di cuenta de lo común que es el miedo de comunicar esos deseos a las parejas o de la poca empatía que tiene la otra persona y también de que muchos nos sentimos raros por querer hacer ciertas cosas y es ahí cuando la confianza y la comunicación son clave. No importa si estás en pareja o no, mientras no hagas daño a nadie, no rompas acuerdos, etc, todo puede ser hablado y todo puedes llegar a hacerlo realidad, porque créeme no eres la única o el único con ganas de «eso».

Puede que todos estén pensando en tríos, sexo con otras personas, intercambios o cosas relacionadas, pero la verdad es que puede ser mucho más sencillo y trataré de explicarme lo mejor posible:

Que te estimulen el ano con la boca o con los dedos -siendo hombre o mujer-:

  • Toda la vida quise jugar con el ano de mis parejas hombres, nunca pude. Los prejuicios que ellos tenían y su cero interés en el asunto no dejaron que pasara. Años después uno de ellos me confesó que ahora estaba listo para probarlo, que se arrepentía de cierta forma de no haberlo hecho y que no sabía cómo comentarlo a su pareja actual.
  • Tengo un amigo que terminó una relación de años, en plan matrimonio. Nosotros nos veíamos muy seguido y somos bastante cercanos. En uno de nuestros encuentros mientras le hacía sexo oral simplemente fluyó y pude «mamarle el culo» como diría San Benito. En ese momento me dijo que tenía más de 10 años sin que le hicieran eso.
  • En uno de mis encuentros casuales, el chico me contó que una de sus mejores experiencias fue con una desconocida que literal le ordenó ponerse en 4 para chuparlo todo mientras los masturbaba muy fuerte. Su emoción era tanto por el tema de la dominación, como por el poco tacto que había tenido la chica para masturbarlo y hacerle el oral. Desde su percepción las chicas solemos ser muy dulces al hacer oral o por lo menos al comenzar a hacerlo.

 

oral sexo iustración
Ilustración de Regards Coupables

 

Los juguetes sexuales:

¡Uy! Qué temita.

  • Puede que seas hombre y quieras que agregar otro «pene» para experimentar la doble penetración con tu pareja. Un amigo me contó que su novia nunca aceptó esto porque sentía que «era innecesario» agregar algo más a su forma de practicar el sexo. 🤷‍♀️
  • También otro amigo me ha comentado varias veces sobre la práctica del pegging, que yo desconocía hasta que lo hablé con él y que en realidad hoy no sé si ha logrado practicar. Consiste en que el hombre sea penetrado por una mujer con un dildo tipo arnés o strap on.
  • Yo tengo un Satisfyer y aunque mil veces prefiero usarlo solita, me he encontrado con varias parejas masculinas que se sienten «intimidados». «Es que nunca te voy a dar tanto placer», me han llegado a decir. Yo sólo les digo a todas las mujeres que me leen que se compren uno.

Las mejores inversiones en mi vida han sido: la universidad privada, la ortodoncia             y el Satisfyer -mentiritas, bromis-.

satisfyer meme conversacion

Sumisión y dominación:

Como vimos en los puntos anteriores, es un tema constante y se expresa de diferentes maneras. Pero aquí también les dejo puntos de vistas contrastados:

  • Yo soy más de que me gusta ser dominada, disfruto los golpes, que me ahorquen y justo ahora quiero experimentar con cosas un poco más intensas. Sé por ejemplo, que no me gusta que me amarren porque me da ansiedad y a veces me gusta tratar de ser más dominante, pero siempre desde el juego y como provocación para mi pareja.
  • Una de mis amigas más cercanas siempre me comenta de lo mucho que a ella le gusta dominar, pero dominar estilo dominatriz, con humillaciones y maltratos. Lo disfruta y lo quiere poner más en práctica.
  • También muchísimos hombres me han contado que les gustaría que las mujeres tomemos más la iniciativa o que seamos más dominantes. Uno de ellos me decía «Me encantaría que llegue una chica, me diga que me acueste y se siente en mi cara».

 

kat euphoria barbie ferreira body positive
Barbie Ferreira como Kat en Euphoria

¿Vieron que no todo son tríos en este mundo?

Las experiencias o ideas que nos pueden dar curiosidad son infinitas: puede que te atraigan las personas andróginas o que hayas imaginado estar con una mujer trans bellísima y con un pene gigante…Todo está bien y es bonito, mientras no haga daño a nadie, esté consensuado y lo comuniques.

Ya para concluir quiero dejar algunos comentarios claves:

  1. Tenemos que aprender a comunicarnos y empatizar con el otro. De por sí ya es difícil hablar sobre lo que nos gusta o queremos, lo mínimo que se espera y que podemos ofrecer es un genuino intento por entender y abrir un poco la mente. Comunicación, amis, pidan lo que quieren y digan lo que no. Yo he podido hacer cosas porque he comunicado lo que quiero y porque he tenido la suerte de estar con personas dispuestas a experimentar conmigo, pero hay que hablar. El consentimiento es indispensable en las prácticas sexuales.
  2. El sexo es para disfrutar y dejar toda la mierda de la sociedad de lado por algunos minutos. Déjense ser, por favor. Si no es ahora, ¿cuándo? Si tienen curiosidad, háganlo -repito, sin lastimar a nadie- y aunque digan la curiosidad mató al gato, ellos tienen varias vidas…nosotros sólo una.
  3. Muchísimos hombres quieren experimentar con su «Punto G», no teman preguntar, sugerir o solicitar la práctica. Obvio, limpieza e higiene, por favor.
  4. Si eres mujer, es probable que más de una vez te hayan pedido -e incluso hayan interactuado con tu ano sin consultarte-, entonces no tengo mucho más que agregar, si lo quieres probar, comunícalo y si no también.
  5. Estamos tan afectados por el machismo que ni siquiera nos damos cuenta que no nos permite vivir nuestra vida sexual de forma plena. Aquí juega un papel muy importante la industria pornográfica y cómo hemos sido educados por ella. El heteropatriarcado me tiene harta.
  6. Satisfyer: Entiendo que mucho del «miedo» -si se le puede llamar así a tal nivel de inseguridad- viene por el machismo y también por todos los memes que existen sobre este succionador de clítoris. Este tema es larguísimo y el debate sobre si aporta o no a la liberación sexual femenina es como para una entrada entera.
  7. Es trabajo de todes que el mundo sea un lugar más bonito, comencemos con nosotros mismos, practiquemos la empatía, la compersióndejemos las etiquetas y prejuicios atrás.

 

Me encantaría muchísimo leer sus comentarios y opiniones sobre este tema. Espero sirva de algo y les inspire a coger como conejos sin vergüenza a nada jaja.

Un hombre con mucha suerte, o no

Llegué a la fiesta porque mi amigo Pedro me había invitado, no conocía a nadie más y él todavía no llegaba. Pasé a la cocina, dejé mi botella en la mesa donde estaban todas las demás y me preparé un cuba libre.

Salí a la sala, sonaba música electrónica para bailar, había luces de colores y todos parecían pasarla muy bien.

Yo, sin embargo, no me hallaba. Había tenido un día de mierda en la oficina y estaba cansado. No entendía porqué Pedro había insistido tanto en ir, si al final me iba a dejar plantado y sin responder los mensajes.

La verdad, me senté en un sofá a observar todo. Eso es algo que disfruto hacer. Miro a la gente y me imagino qué piensan, qué sienten, qué les pasa. Es parte de mi trabajo, tengo que ser buen observador para poder venderles a las masas.

En fin, me aburrí de estar allí solo, me prepare otra cuba y decidí seguir recorriendo la casa. Así entré a un cuarto, estaba oscuro y no había nadie. Me acosté en la cama y veía el techo en la completa oscuridad. Tenía sueño, pero sabía que no debía quedarme dormido allí, además había decido que esperaría una hora más a ver si Pedro aparecía.

Creo que pasaron unos 15 minutos y que me estaba quedando dormido cuando sentí a alguien subirse sobre mí. Ella estaba desnuda, desnuda por completo. No decía nada, sólo me miraba fijamente y comenzó a desabrochar mi pantalón. Sacó mi pene y comenzó a golpearlo contra su abdomen. Sonaba increíble y se veía aún mejor.

Se inclinó un poco y puso sus senos en mi cara. Yo los besaba, apretaba con mis dos manos y mordía un poco también. Cuando tuve libre mis manos, pude recorrer su espalda y llegar a sus nalgas. Las apretaba, las sentía completas, las separaba…hacía todo lo que quería.

Ella sólo me miraba, gemía, no decía nada, y yo tampoco. Me sentía mudo, aunque realmente tampoco sabía qué decir.

Lo volvió a tomar en sus manos y por medio segundo me hizo creer que lo iba a meter dentro de ella, pero no.

Sólo lo frotaba, lo golpeaba contra su vientre y contra su vulva. En este punto ambos escurríamos de placer. Lo recorrió todo con sus manos y llenó cada centímetro de mi pene de su flujo.

Yo estaba desesperado, al borde la locura. Quería tomarla por la cintura y sentarla en mí, pero ella tenía el control. No aguantaba la necesidad de estar dentro de ella, pero tampoco quería que ese momento que estábamos viviendo terminara. Todo lo estaba disfrutando demasiado.

«Quiero que me lo hagas en mis posiciones favoritas» dijo.

Wow, por fin habló. Qué bonita voz, qué bonitas palabras y yo me sentí listo para no pensar en las consecuencias.

Se volteó, sobre mí igual, y ahora tenía en primer plano su espalda y su culo. Se abrió y por fin me dejó entrar.

Yo quería morderla toda. En serio. Quería recorrer cada parte visible de su cuerpo con mi lengua y con mis dientes. Pero no podía, por la posición y porque ella realmente estaba controlando todo.

Su ritmo era perfecto, lo hacía con fuerza, pero delicada a la vez. Su cuerpo era increíble. Su cabello era corto, pero podía apretarlo y halarlo también.

Así alternaban mis manos: entre sus nalgas, sus senos, su espalda, su cabello y su boca. Deseaba tener los brazos más largos, deseaba poder tocarla haciendo menos esfuerzo. Se lo merecía todo. Merecía todo el placer del mundo y yo quería dárselo.

Mis sentidos estaban más agudos que nunca. Juro que escuchaba su respiración como si estuviera respirando en mi oído y escuchaba sus gemidos aún con mejor definición.

En ese momento hablé, por primera vez. Logré pronunciar palabra y torpemente pregunté «¿cuál es la otra posición?». Ella sólo se rió, no respondió nada, se bajó y se colocó a mi lado en 4.

Su cuerpo se veía todavía mejor, -no sé cómo eso era posible-. Su espalda, su cintura y sus caderas eran el combo perfecto, no había nada que sobrara, ni nada que faltara.

Yo ya estaba preparado para entrar de nuevo, más que preparado. Pero no me dejó. Me tocó el pecho, me acercó un poco a ella e hizo que bajara mi cabeza a la altura de su culo. Quería que la besara en 4. No quiero ser muy gráfico, pero estaba muy mojada y se sentía muy rico.

Yo quería verle la cara, necesitaba ver su cara de placer. En un par de momentos volteó y me miró con la misma decisión y fuerza del comienzo, pero casi siempre estuvo completamente de espaldas. Finalmente me dejó entrar de nuevo, cada vez más rico, cada vez más conectados, pero distantes a la vez. Así estuvimos un buen rato hasta que no aguanté más y tuve que parar.

Nos tiramos en la cama. Y en cuanto pude hablar, le pregunté su nombre. Me dijo que se llamaba Alicia, pero no le creí.

Ella pasó al baño y yo pasé mientras ella se vestía.

Nos reímos y no hablamos de nada.

Debíamos salir del cuarto. Ya me había terminado mi cuba y tenía una llamada perdida de Pedro.

Bajamos juntos a la cocina para recargar nuestros tragos y le pregunté qué estaba tomando, me respondió que un «Star & tonic». Le dije que no sabía qué era eso y me respondió que era un «gin and tonic pero con una rodaja de naranja».

Así fue como «Alicia» siempre fue la chica del «Star & tonic» y como de vez en cuando llega a mi memoria su cara, con un gin en la mano  y con su mirada llena de fuerza y decisión.

 

star and tonic gin sexo casual fiesta
Ilustración de @jorge.vigenor

Él

El día estaba preciosamente caluroso, yo vestía un vestido largo y usaba unos aretes gigantes de esos que me encantan. Llegué directo a la barra, pedí un gin y fui a donde estaban mis amigos.

Él y yo teníamos varios conocidos en común, pero por cosas de la vida nunca habíamos coincidido en persona; hasta ese día. Nos presentaron y ambos dijimos «por fin te conozco».

La tarde transcurrió normal, muchos gin, muchas cervezas, más amigos, vimos a varios DJs, conversamos mucho, comimos algunas cosas y finalmente intercambiamos nuestros números telefónicos.

Yo regresé a casa y me recibí su mensaje, preguntando si todo ok y diciéndome que le había encantado conocerme.

Él era «ese» hombre. Ese que era totalmente mi tipo cuando tenía 17 años, bad boy, cabello negro, delgado, sonrisa y nariz bonitas…delicioso. Además me había caído muy bien, habíamos pasado toda la tarde coqueteando y yo me moría por volver a verlo.

Estuvimos hablando toda la semana y quedamos en vernos el siguiente sábado en su casa.

Cuando llegó el día llovía muchísimo y hacía frío. Tuve que usar botas altas y suéter tejido -igual estaba guapísima porque los tacones me dan una especie de superpoder-. Él tenía un jean negro y un suéter gris con entramado medio étnico cool.

La casa estaba calentita, me mostró el lugar: la sala, el estudio, el baño, el cuarto de visitas y el cuarto principal. Todo normal. Me ofreció ron para tomar, en las rocas y con limón.

Me pidió ir al estudio para mostrarme algo de música y en el camino me tomó por la cintura y me besó.

Justo como me gusta, con determinación.

Yo estaba sentada sobre una cajonera desde donde lo veía en la computadora, él a veces se paraba, «me bailaba» y me besaba. Estuvimos horas hablando, escuchando música, riendo, besándonos y tocándonos. Hasta que un beso se extendió un poco más. Nos agitamos, nos empezamos a tocar más rápido y sus manos entraron por debajo de mi ropa.

Yo también me puse en acción, le quité el suéter y lo tuve desnudo frente a mí. Le besé el cuello, el pecho y pude olerlo y sentirlo por primera vez. Ahí estuvimos unos minutos, quitándonos la ropa de arriba y recorriendo nuestros cuerpos.

Pasamos al cuarto que olía delicioso, puso la luz tenue y en la cama seguimos quitándonos la ropa. Todo iba muy bien. Los besos, las caricias, los olores, el ritmo. Todo estaba coordinado y funcionando a la perfección.

Recorrió todo mi cuerpo con su boca. Su lengua pasó por mis orejas, boca, cuello, clavículas, abdomen, caderas, llegó a mi pelvis y siguió de largo, la parte interna de mis muslos, mis pantorrillas y mis pies. Los besó, los lamió, se los devoró y yo no podía creer lo que estaba sintiendo.

Iba de regreso hacia mi cara, pero antes me mordió un poco las piernas, yo gemí, subió un poco más y me mordió los muslos, gemí un poco más fuerte…estaba sintiendo algo que me encantaba.

Llegó de nuevo a mi entrepierna y me saboreó toda. Yo acostada, extasiada, sin entender nada – sin querer hacerlo tampoco- sólo me dejaba hacer y me enfocaba en sentir. Siguió un buen rato, yo no paraba de jadear, de gemir y de expresar lo bien que la estaba pasando.

Así fuimos disfrutando de nuestros cuerpos.

Captura de Pantalla 2020-05-28 a la(s) 1.38.17 a.m.Ilustración de Goldentar

 

La intensidad aumentaba cada minuto…y de la nada, pasamos de unas inofensivas mordidas a cachetadas y ahorcamientos. Él me sujetaba con fuerza y me movía a su disposición. Nunca había estado así de expuesta, de dócil, de manejable.

Me tomó de la cara, fuerte, me puso de rodillas frente a él y me ordenó que le diera sexo oral. Yo abrí la boca, metió sus dedos, los llené de saliva con mucha determinación y sentí como su miembro se contraía constantemente.

Lo chupé, lo besé, lo olí, lo viví totalmente enfocada en el momento y en lo que sucedía. Me apretó muchas veces. Me hizo sentir sus manos en mis costillas, en mi cuello, en mis senos, en mis nalgas…no hubo lugar de mi cuerpo que no sintiera sus ganas y su deseo de poseerme como un objeto.

Me golpeó, me manipuló a su disposición y yo sólo podía expresar placer. No había nada más en mí, no había nada que me impidiera vivir el momento, no pensaba en nada, no me importaba nada, no quería nada más que eso que estaba sucediendo.

La noche fue larga. Estuvimos compartiendo placer durante horas y también música, memes y comentarios de esos que sólo la complicidad te permite tener.

Todo terminó en cansancio y risas que demostraban que para ambos había sido una experiencia distinta o que por lo menos había sido una buena experiencia. Por mi parte, me descubrí en una nueva forma y entendí cosas de mí que desconocía hasta ese momento.

Esa noche me había cambiado y no había nada que pudiera hacer al respecto. Se había generado en mí algo que ni siquiera podía nombrar.

Pudimos repetirlo en un par de ocasiones, pero como la vida es una mierda y los finales felices no existen, poco a poco nuestra relación se fue desgastando y nos aburrimos de la situación.

Sim embargo, para mí, ya no hubo vuelta atrás.