C.H.C.G

Nos conocimos hace mucho, no sé cómo ni muy bien porqué, pero me resultaste cayendo mejor de lo que hubiese pensado. Conversamos muchas horas, tomamos el sol en el jardín de tu casa, jugamos con tus amigos, fumamos muchos porros, hicimos videollamadas de horas, me cocinaste, me acompañaste por cuadras buscando un flan, conocí tu infancia, tus traumas, tus sueños y tú también los míos.

Te quiero un montón y me duele mucho que las últimas veces que me escribiste fui seca y cortante. Estaba molesta, estaba dolida y de cierta forma me sentía traicionada. Una vez más había decido callar, preferí » no educar», opté por la no confrontación porque de cierta forma ese comportamiento que tuviste la noche que dormiste en mi casa hizo que te viera como otro más y no como el amigo que eres. Lo lamento.

No quiero volver a hacer esto nunca, no me quiero arrepentir, no quiero hablar bonito de alguien cuando ya no está.

Deseo mucho que este post de mierda caduque pronto y quede sólo como una demostración de amor y no como el final de una historia.

Ojalá te pueda abrazar nuevamente.