«¿Qué es la virginidad?», «¿Cómo debe ser mi primera vez?», «¡Obvio debe ser especial!», «¡Qué miedo la sangre!»…Existen miles de mitos alrededor de este tema y ya estamos grandecitos para seguir repitiéndolos.
«Perder la virginidad» se entiende como la primera penetración vaginal, penetración con pene. Ya por ahí estamos mal porque la virginidad no existe y porque, por ejemplo, yo la «perdí» con una mujer, bueno con una adolescente porque las dos éramos menores de edad.
Es decir, las personas con vulvas se pueden meter dentro muchas cosas antes que un pene y pueden vivir toda su vida sin nunca ser penetradas por uno 🙂.
El tema de la virginidad – de verdad no quiero hablar de lo jodidamente opresor que este concepto- es que existe el himen, que es una delgada «telita» que la mayoría de la vaginas tienen.
La ciencia no sabe muy bien para que sirve, e incluso se le compara con el apéndice o las cordales que por la evolución hemos ido perdiendo como especie.
El himen es elástico y se puede romper fácilmente, sin causar dolor o sangrado, evidentemente todos los cuerpos son distintos. En mi caso, tuve que experimentar un par de veces con los dedos de mi novia para dejar de sangrar y de sentir «raro».
Cuando eres una niña que crece escuchando en todos lados que la primera vez debe ser especial, que tu cuerpo es un templo, que te debes «reservar» para el hombre indicado, que pierdes valor si te acuestas con muchos, que se te hacen anchas las caderas para que puedas parir, etc…Hay demasiada presión en el asunto y una vez más no enfocamos en tooodo, menos en lo que realmente importa que debe ser disfrutar, conectar y experimentar.
Mi primera vez fue a los 15 con quien fue mi novia por 4 años, tengo una amiga que se casó a los 18 porque no se permitía tener sexo antes del matrimonio, tengo otra amiga que cogió por primer vez a sus 26 y la lista es infinita.
Cada experiencia es única y mientras tú decidas qué hacer con tu cuerpo, que les den a todos los demás.
Ojala que cada vez más mujeres entiendan esto y que las ideas anacrónicas se queden como un recuerdo de lo que no debe regresar!!!
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A todos nos toca entenderlo, sí.
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