Sarcasmo: on
Pues sí, todos sabemos que es mejor utilizar ropa con líneas verticales para estilizar la figura, para lucir más altas y para que cualquier kilito de más se disimule.
Porque nada queremos más las mujeres que disimular nuestro cuerpo, que dejar de estar gordas y que lucir perfectas para que los ojos de otros se deleiten.
De verdad.
No hay un día en que no quiera escuchar los comentarios que los demás tienen para decir de mi cuerpo -porque no, no tengo espejo en mi casa y no me veo a diario- que si estoy más delgada, que si estoy más gorda, que si estoy muy blanca, o que siempre tengo cara de tristeza.
Sarcasmo: off
Perdónenme, pero puede que esté triste, que no esté comiendo y que sea eso lo que me hizo adelgazar.
O que esté estresada y llenándome de comida porque no sé cómo resolver mis problemas.
Incluso también puede que esté pasando por un tema hormonal que me tenga desbalanceada.
Porque toda mi vida ha sido así: bajar de peso y subir y volver a bajar y volver a subir. Y todas esas veces he estado más cerca de tener un cuerpo hegemónicamente aceptado que de lo opuesto. Y si yo estoy harta, no puedo imaginar lo que sienten las chicas que se alejan más de lo socialmente aceptado.
Bueno no, mentira, en realidad sí lo imagino, porque son mis amigas, porque son mujeres que admiro y que leo a diario, porque comparto y discuto con ellas en foros y porque trato de ser un poco empática y no andar por el mundo sin ponerme en los zapatos de los demás.
Y justamente por eso, eso que he leído, que he investigado y que converso casi a diario con mis amigas y las mujeres que me rodean es que quería escribir sobre esto.
Porque sí algo he aprendido es que no importa qué tanto intentes «ocultar» o «disimular» eso que no te gusta de tu cuerpo, los demás lo ven. No importa si evitas la ropa grande en la parte inferior porque «ensancha tus caderas», o prefieres los zapatos nudes para parecer más alta, o si utilizas sólo ropa que oculte tus brazos gorditos o tu celulitis…créeme los demás lo notan.
Y eso es todo menos desilusionante, por el contrario, debería ser algo que nos libere.

Porque si estamos en el súper, en el bar, en un concierto o en la calle y alguien nos voltea a ver, nos sonríe, nos habla o nos invita un trago…esa persona sabe bien -físicamente- a lo que se está enfrentando.
Si le gustaste en una situación cualquiera, en un momento aleatorio donde su atención podía estar en mil otras cosas y decidió enfocarse en ti; créeme que no es porque no se está dando cuenta de tu cuerpo en ese momento.
Los cuerpos cambian, nuestros ánimos cambian, nuestra actitud cambia, todo influye. Pero en serio, no hay forma de que alguien que te ve en el bar y te invita a salir, se «sorprenda» al ver que tienes un pliegue debajo del bra cuando te ve desnuda.
Sé que es fastidioso, que el discurso lo escuchamos por todos lados y que cansa, pero en serio, lo digo muy sinceramente. Lo he conversado muchas veces y estoy convencida.
No quiero convertirme en una predicadora del amor propio, sólo quiero que veas desde otra perspectiva y si es posible que escuches comentarios de otres que te reafirmen esta idea. Quiero que converses, quiero que debatas, quiero que te tomes un trago hoy con tu mejor amiga o amigo y que hablen de sus inseguridades, de sus complejos y de cómo hemos vivido años oprimidas por estos.
El camino es larguísimo y no es derecho, de hecho está lleno de pendientes y de piedras que esquivar, pero el amor y el deseo propio son posibles. Cada uno será más difícil para cada quien, pero no dejemos que nos digan cómo vivir, que nos limiten a vivir, tratemos de que el control que hay sobre nosotras sea el menor posible.
Un comentario en “¿Y si mejor apagamos la luz?”