Body shaming

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Ilustración de Fabs Nocera

El body shaming es avergonzar a alguien por su físico. No sólo se trata del peso, también del tipo de cabello, del vello corporal, de las estrías, de la celulitis, del grosor y longitud las piernas, del color de ojos…todo lo que somos por naturaleza.

Desde que descubrí el concepto y el movimiento body positive le hago cara cada vez que puedo tratando de no perpetuar con nadie los estereotipos y las críticas.

Casi siempre nosotros mismos también nos atacamos y juzgamos, como resultado de años de mala educación, de ser influenciados por la sociedad y de prestar demasiada atención a comentarios de terceros que de igual forma fueron educados bajo la falsa creencia de que existe un único tipo de cuerpo ideal.

Y no, no creo que mi cuerpo esté en su mejor momento y tampoco les voy a decir que no hay cosas que quisiera cambiar, pero eso es algo que sólo me preocupa cuando me compro ropa y que sólo pienso cuando recaigo en compararme con otras mujeres. El resto del tiempo no cruza mi mente porque no quiero seguir sintiéndome mal conmigo misma.

A veces cuando me veo en un espejo de cuerpo entero, durante un segundo, no me gusto, lo que veo me hace sentir mal y sentirme mal por mi propio reflejo me hace sentir peor.

Cuando estoy teniendo intimidad con alguien, es peor, en ese momento no dejo de pensar «¿será que realmente le gusto?» En realidad,  no importa si acabamos de tener relaciones y todo estuvo increíble…La pregunta siempre aparece, por segundos, pero aparece.

Pero justo ahí viene la otra parte, la más importante, cuando entiendo que pocas veces me siento tan sexy como cuando estoy teniendo sexo. Tiene que ver con sentirme deseada y con el poder que eso me da sobre el otro. Me gusta cómo me siento, cómo me veo y obviamente me gusta gustarle al otro.

Los cuerpos distintos, cuerpos con años de diferencia, cuerpos de contextura diferente, con pieles y olores diversos, pero cuerpos que juntos hacen magia, cuerpos que no entienden de complejos cuando se unen y cuerpos que al final hacen mucho más que las palabras que los critican.

Autor: Alejandra

Hola, soy Alejandra y ¡gracias por estar aquí! Nací en Caracas, Venezuela y actualmente vivo en Ciudad de México. Son muchas las razones que me hicieron crear este espacio y espero que en cada una de las entradas puedas ir reconociéndolas. ¡Ojalá disfrutes tu paso por aquí!

9 opiniones en “Body shaming”

  1. Excelente, motivadora y clarificadora entrada. Y excitante. Te felicito.
    Tienes razón en que nosotros nos convertimos en nuestros más feroces críticos. Has estado también muy acertada cuando no niegas que hay cosas que te gustaría cambiar. Y es que esa es la cuestión: ser despiadados con nosotros mismos nos paraliza, nos impide mejorar o evolucionar. Sin embargo, si somos conscientes de que tenemos defectos, algunos irreversibles, podremos superar aquellos que no lo sean. Me pongo a mí como ejemplo: siempre he practicado deporte y ello me permitía tener una buena figura y, por tanto, resultaba atractivo a ciertas mujeres. Eso cambió, dejé de hacer deporte y engordé. Ya no me veía atrayente. Llegué a despreciarme, durante años. Y no veía solución. Cuando entendí que nunca llegaría a ser el mismo fue cuando todo cambió. Me apunté a un gimnasio y perdí más de 20 kilos. Ahora me veo mucho mejor y tengo más confianza en mí mismo.
    Una última cosa: la mujer a la que desea un hombre es siempre, siempre, superatractiva para él. Siempre. Toda ella, también su vello, sus estrías, sus curvas. Todo ello también se desea

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    1. «Cuando entendí que nunca llegaría a ser el mismo fue cuando todo cambió», esto aplica para todo. Vivimos aferrados a lo que fue y no nos permitimos crear nuestro presente…

      Todos tenemos inseguridades, pero como has dicho, siempre hay cosas que podemos trabajar para mejorar. Lo importantes es no dejarnos abatir por los malos sentimientos.

      Por cierto, me diste ganas de apuntarme en un gym jaja.

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      1. Jajaja… Te lo recomiendo. Ahora ya no es tan aburrido como lo era hace años: hay muchísimas actividades dirigidas (como zumba o bailes latinos, crossfit, ciclo indoor y muchas otras más) y, lo que es más interesante, gente de toda condición (física, jaja).

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      2. Anímate, insisto. Me atrevo a decir que no te arrepentirás

        «Pocas veces me siento tan sexy a cómo me siento cuando estoy cogiendo. Tiene que ver con sentirme deseada y con el poder que eso me da sobre el otro. Me gusta cómo me siento cuando cojo, me gusta cómo me veo cogiendo y me gusta gustarle al otro»…
        Parece que te has metido en la mente de un hombre. Si supieras lo bellas que sois las mujeres cuando estáis follando… Es imposible contemplar en otras ocasiones una sonrisa similar a la que mostráis en esos momentos… No existen unas miradas siquiatra parecidas. Y el cuerpo… No considero que haya en el mundo tesoro semejante al cuerpo de la mujer a la que estoy penetrando…

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